Pobre animal

Hay quienes creen que al tener ciertas costumbres, tendencias o formas de expresar sus emociones están destinados a vivir con ellas hasta finalizar su existencia, defienden esta idea suponiendo haber nacido con ésta forma de ser impregnada en sus genes imposible de cambiar.

Entonces, aparecen diferentes personas, unas que explotan fácilmente con mal genio, otras demasiado tímidas, las que son pervertidas que se excitan con una sombra, infieles, mentirosos en exceso, y no sólo hablando de razgos de la personalidad, también podríamos enumerar costumbres como acostarse siempre tarde, inclusive vicios, miedos, etc., que al hacerles un reclamo se amparan en sus cadenas que los atan a ser o actuar, así nacieron, así viven, así morirán y punto. Es más, un ejemplo cliché serían las mujeres que juzgan diciendo que no todos los hombres son infieles, los hay peor, o los hombres que piensan lo mismo de las mujeres, hasta tal punto que todos llegan a la conclusión de inexistencia de la fidelidad.

Un día, caminando, disfrutando del aire fresco (sarcasmo), vi un lindo perro que corría y corría detrás de una especie del sexo contrario, una perrita. Un hombre se le acercaba y lo pateaba, intentaban alejarlo pero el perro seguía y seguía persiguiendo su objetivo. Pensé: la perrita no le debía dinero, no creo que le haya dado un calvazo y por eso es correteada, ¡oh! ¡debe ser que está en calor!

Hay una característica muy notoria que nos diferencia de los animales, el instinto. El instinto diría que es una forma de actuar sin poder ser controlada, en este marco no entra ni la razón, ni el discernimiento, ni la conciencia, ni la...
Podemos recibir la información, procesarla en nuestro cerebro y así definir como vamos a actuar, sucede que hay actividades que hacemos tan seguidamente que simplemente nos programamos para cuando llegue la información actuemos instantáneamente. Si nos reprogramamos podemos cambiar cientos de cosas que creíamos imposibles, "que todos lo hacen" pero que tu no harás, ¿no lo crees?